ROBERTO MOLINA
Con mi respeto y solidaridad para los familiares y amigos de Bety Cariño, Tyri Antero Jaakkola q.e.p.d. y demás compañeros desaparecidos y heridos.
A nuestros amigos de los medios de comunicación atacados cobardemente, nuestra admiración y respeto a su trabajo profesional.
Con mi respeto y solidaridad para los familiares y amigos de Bety Cariño, Tyri Antero Jaakkola q.e.p.d. y demás compañeros desaparecidos y heridos.
A nuestros amigos de los medios de comunicación atacados cobardemente, nuestra admiración y respeto a su trabajo profesional.
El acto bestial producido en contra de integrantes de la caravana civil internacional que se dirigía a San Juan Copala, remueve las fibras más sensibles de la violencia
Un acto impune planeado premeditado por los grupos paramilitares que durante muchos años han asolado la zona triqui, exhibe de nueva cuenta el grado de complicidad y cinismo que existe en dicha región.
Robos, asesinatos, violaciones, desapariciones, el éxodo de familias de sus comunidades, niños sin clases y un clima de inseguridad y zozobra, son la carta de presentación de esa mísera región de nuestro estado.
Lugar que ha servido de reserva de votos al priismo-populismo (Unidad Popular) y pretexto perfecto para bajar recursos federales en programas que sencillamente, nunca aterrizan en la zona.
La sangre derramada nuevamente nos invita a la reflexión e inevitablemente a levantar la voz.
Nos es posible que en el ánimo electoral y cuando algunos partidos ya no encuentran eco en la ciudadanía, pues sencillamente hoy es más difícil engañarlos se recurra a las prácticas de antaño.
A la perversión mediática, a generar miedo y zozobra a demostrar que en esa zona impera la ley del más fuerte y que nada puede cambiar.
Al control electoral bajo la amenaza de las armas, al cacicazgo político.
Hoy existen culpables ampliamente señalados por los miembros de la caravana civil.
Los autores intelectuales siempre han estado a la vista, y por supuesto las autoridades responsables de garantizar la seguridad sencillamente no hicieron la tarea, y abonaron con su indiferencia a esta masacre.
Por vergüenza muchos deberían de renunciar a sus cargos y ponerse a disposición de las autoridades federales, para no interferir en las investigaciones.
El gobierno estatal debe actuar con firmeza y deslindarse de la complicidad que siempre le ha caracterizado con los dirigentes de estos grupos.
Se debe hacer justicia y terminar con la vergüenza internacional que nos exhibe como seres arcaicos.
Mandar mensajes contrarios con los medios al servicio del poder es una mala señal, y sólo enrarece más el clima político.
Hoy hay muertos, desaparecidos, heridos.
¿Qué hace falta entonces para que se ejerza el estado de derecho y se recobre la confianza en las instituciones?
Sin duda hace falta voluntad política y por el bien de Oaxaca, ¡es tiempo de actuar con firmeza!
No hacerlo significa tener parte en la dirección de un libreto, que como una película en blanco y negro hemos visto una y otra vez en nuestro estado y claro, “siempre con los mismos actores”.