viernes, 5 de febrero de 2010

BEJARANAZO AZUL


Roberto Molina


El anuncio de la publicación de video escándalos, hecha por el diputado federal Héctor Pablo Ramírez Puga Leyva desde luego que no se dio por iniciativa propia ya que muy pocos en este sexenio actúan de tal manera. El anuncio fue consensado analizado y discutido desde puente de piedra en la zona exclusiva de San Felipe del Agua.
En petit comité se tomó la decisión de terminar con uno de los hombres más beneficiados de este sexenio y decimos uno, porque en la palestra existen muchos más, lo mismo dirigentes de alto nivel de todos los partidos, conocidos dirigentes políticos, asociaciones civiles y hasta los tradicionales defensores de oficio del sistema.
Con esta decisión se buscaba mandar un mensaje claro, al estilo de las mejores mafias, de qué es lo que pasa cuando no se cumplen los pactos establecidos. De ahí que más de uno de los dirigentes se alejara de los reflectores por lo menos temporalmente en lo que se da por terminado este capítulo bochornoso de la política mexicana.
Guillermo Zavaleta perdió piso y muy pronto, envalentonado por encontrarse en grandes ligas, se quiso desprender de su cordón umbilical, sólo que a sus creadores no les gustó la idea. Si bien había venido cumpliendo algunos de los compromisos puntualmente de repente cambio su discurso y se volteó en contra de sus progenitores.
La dirigencia panista estatal guardó silencio, sus amigos de partido han criticado los exabruptos por parte de dos diputadas federales en contra de él y particularmente en el caso de la diputada Margarita Liborio, la han llamado cavernícola, arcaica, Paquita la del Barrio dos y hasta corriente, por decir lo menos, pero nadie en su sano juicio ha metido las manos al fuego por el diputado.
Las razones son claras, más de uno sabe porque le consta y otros de oídas, de las negociaciones realizados por Guillermo, pero para los que no las conocen hagamos un recuento de ellas.
Cuando perdió la presidencia municipal de Juquila, el Estado lo tocó como acostumbra y una propuesta económica fue suficiente para terminar con el conflicto poselectoral que amenazaba con desbordarse.
En el congreso local, las negociaciones se hacían con Zavaleta haciendo a un lado a Carlos Moreno Alcántara en su entonces papel de coordinador de la bancada panista. Si no lo creen, pregúntenle.
Todas sus campañas, exceptuando la de la presidencia municipal de Juquila, fueron realizadas con cargo al erario estatal, lo mismo la de diputado local que la de federal y la de candidato a la presidencia municipal de la ciudad de Oaxaca desviando para ello recursos del congreso local primero y después del COPLADE a través de su padrino político *Bulmaro Rito.
Cuentan que la misma regidora que lo sustituye en el cabildo municipal de Oaxaca de Juárez, Leslie Jiménez, fue la que puso al descubierto la negociación con Hernández Fraguas para tener una dieta superior a los demás regidores, lo cual es cierto pues al menos así aparece en algunos documentos oficiales de la presidencia municipal. Claro que siendo objetivos, tampoco es mucho, son solo 40 mil pesos quincenales los que devengaba como regidor y que la suplente reclama para ella.
Recursos a manos llenas, flotillas de vehículos, infraestructura y todas las facilidades como si se tratara de un funcionario del gobierno le dieron para cumplir sus cometidos, siempre que los pidió.
Los recursos solicitados para apoyar la campaña de Santiago Creel quedarán al des cubierto en los próximos días cuando se exhiban los videos, donde más de un miembro de la burbuja aparecen y donde el bejaranazo será cosa de niños.
Así, los enemigos de Andrés Manuel, esos que se desgarraban las vestiduras y lo querían ver en el cadalso por lo de Bejarano, seguramente guardarán silencio ya que de no hacerlo correrán la misma suerte de verse exhibidos.
Por lo pronto el mensaje ha cumplido su cometido, pues más de uno se ha quedado quieto para no correr la misma suerte.
Si no al tiempo.

*Hidrochoerus – hidrochaeris.

miércoles, 3 de febrero de 2010

HAITI NO TIENE LAGRIMAS


Roberto Molina


Tan solo tres semanas después del desastre natural y la tragedia humana de Haití empieza a ser olvidada. Atrás quedan los más de ciento cincuenta mil muertos y sus más de trescientos mil heridos, se olvidan los huérfanos y una ciudad en ruinas.
El rostro de la miseria que de por si circulaba con licencia por las calles hoy se hace más visible. Las televisoras empezaron a retirar a sus corresponsales y los que aún quedan solo muestran imágenes de un estado fallido. La desesperación, la barbarie, la inoperancia de los grupos de la ONU y de los militares estadounidenses.
Haití solo existe como crónicas donde los ricos ayudan a los pobres y donde estos no son capaces siquiera de organizarse. Este es el país que cansadamente nos hacen ver los medios de comunicación pero ¿será realmente esto lo que está pasando?
Terminado el terremoto la misión de la ONU fue incapaz de ir más allá de rescatar a sus propios muertos y aunque no se menciona por ningún lado, fueron los haitianos quienes iniciaron los primeros esfuerzos para rescatar a los haitianos y a algunos otros. Tal es el caso del embajador de Taiwán a quien sacaron de los escombros.
Así, un ejército de hombres y mujeres rescataron personas con vida lo mismo en Nérette y Morne Hércules y en los barrios más afectados como Pétion Ville y retiraron cientos de cadáveres. Todo esto se dio antes de la llegada de la ayuda internacional y de que se restableciera la distribución de gasolina.
La gente empezó a colocar a los muertos a las orillas de las calles mientras las reservas magras de alimentos se acababan y el hambre los alcanzaba.
En el aeropuerto, la ayuda internacional no dejaba de llegar y las bodegas se encontraban llenas. Sin embargo, como si se tratara de una consigna, la distribución no se realizaba llevando al limite a una sociedad civil ya desesperada. La inoperancia de las fuerzas militares de elite de algunos países parecía más bien una franca provocación a la exasperación y al hambre.
De ahí que los jóvenes se empezaran a organizar en pandillas y se iniciara el caos y la anarquía, esa que al parecer, premeditadamente se quería mostrar al mundo.
Haití parece hoy lo que es, una zona damnificada y el síndrome de mantener estructuras de dominación brota en algunos países de primer mundo.
La gente no tuvo tiempo de llorar a sus hijos, a sus hermanos, a sus seres queridos, la gente guardó sus lágrimas ante la impotencia.
El pueblo haitiano acostumbrado a resistir siempre, sabe perfectamente que lo peor aún está por venir. A una tragedia natural le siguió la desgracia humana de la inoperatividad, el desorden, el caos y lo peor, ante los ojos del mundo terminaron con lo último que les quedaba su dignidad.
Hoy Haití no necesita reconstruirse sino construirse, iniciar la ruta de los sueños de la soberanía alimentaria, de los empleos y la organización comunal esa que al final del túnel les permitirá levantar los ojos al cielo y llorarle a sus muertos.
Porque hoy, Haití no tiene lágrimas.