Roberto Molina
El día 17 de noviembre de este año sin duda marcó el fin del mandato de Ulises Ruiz. Hay quienes piensan que los gobernadores duran seis años y tienen razón, sólo que su gobierno inicia desde el primer día que son presentados como candidatos y su primer año prácticamente concluye con la toma de posesión.
Así, con un montaje escénico propio de Broadway, con la sección 22 y el FPR como actores principales y habiendo cuidado todos los detalles de cada una de las partes de la obra, el productor y director iniciaban otro espectáculo para la admiración de propios y extraños.
Atrás quedaban algunos sillazos donde varios extras tuvieron que hacer acto de presencia, después los eventos por separado justo como se había planeado.La sala se empezaba a abarrotar, por la alfombra roja desfilaban lo mismo el negrito del Cumbao Fidel Herrera, El maestro Roberto Madrazo, que el regordete de Onésimo Cepeda figura viviente del sanedrín de los tiempos de Cristo. Poco después Humberto Roque, conocido por la Roque señal cuando aumentaron los impuestos al 15%.Más tarde varios gobernadores completaban la pasarela: José Eduardo Calzada de Querétaro, Ivonne Ortega de Yucatán, Miguel Osorio de Hidalgo, Humberto Moreira de Coahuila, Fernando Ortega de Campeche, Ismael Hernández de Durango, Fernando Toranzo de San Luis Potosí.
Todo el montaje estaba listo, sólo faltaba el candidato quién segundos más tarde y a punto de reventar el aplausómetro hizo acto de presencia y Hernández Fraguas se vio forzado a ceder su lugar. Sin duda la presencia de Enrique Peña Nieto mostraban ya a todo un bloque que camina con acuerdos sólidos rumbo al año 2012.
El mensaje era lo de menos, cifras nada acordes a una realidad que lastima a todos, pero que al final es lo que menos importa, lo de hoy es el show, del que nadie quiere perderse una sola escena.En los pasillos algunos desinformados se preguntaban qué había pasado con el ex hombre fuerte con el que traían acuerdos.
En efecto, el Presidente del Senado brillaba por su ausencia consecuencia quizá del hecho de que los diputados lo hicieran a un lado en la negociación del presupuesto con la Secretaría de Hacienda y dejaba ver el tamaño de la herida que aún no cicatriza. Con el pretexto perfecto de la discusión del presupuesto de egresos y sin la presencia de dos personajes que aspiran a relevarlo, un diputado de toda sus confianzas y que le gusta, y el otro de todas sus confianzas y que no le disgusta, Ulises Ruiz iniciaba la lectura de su informe. Cosas de la vida mientras los minutos se consumían en la lectura de cifras, agonizaba de la misma manera su mandato.
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